"Vi avanzar esa obra maestra de la geometría piedra a piedra, vi amarillear el hermonoso mármol pentélico blanco, color que representaba el símbolo de un sociedad pura, como pretendía ser la ateniense. Lo vi tomar forma en los hermosos frisos y columnas, vi cómo los atenienses se maravillaban de ese avance de la construcción que empujaba la técnica a sus límites.
Para mí, el tono dorado que tomó la piedra con el tiempo, que degradaba su blancura immaculada original, era una clara demostración de algún mal interno, cuando no de una maldición infundida al templo por algún enemigo, pero quedé sorprendido viendo que Ifícrates alababa esta tara calificándola de mejora, y que su poder oratorio acabó por crear opinión. Aprendí la primera lección de mi vida: un hábil razonador puede hacer ver lo amarillo mejor que lo blanco."
Alcíbiades, el primer griego. Josep Maria Albaigès
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