La batalla de San Romano
Paolo Uccello
"Hasta hoy, dijo, nunca imaginé que estas cosas pudieran ser objetos bellos. Tan pulidas. Tan metálicas y tan perfectas. El tacto descubre en ellas virtudes que no estaban a la vista. Escucha. Encajan con maravillosos chasquidos. Son hermosas y siniestras al mismo tiempo, ¿verdad? Durante los últimos treinta o cuarenta años, estas piezas de formas extrañas han querido cambiar el mundo, sin éxito. Arma barata de los parias de la tierra, millones de unidades fabricas, tripas al aire sobre mis piernas enfundadas en vaqueros carísimos. Los surrealistas habrían enloquecido con este ready-made. ¿No crees Faulques? Me pregunto cómo lo llamarían. ¿Oportunidad Perdida? ¿Funeral De Marx? ¿Este Arma No Es Un Arma? ¿Cuando La Guerra Se Va, La Poesía Vuelve? Acaba de ocurrírseme que la firma del señor Kalashnikov vale tanto como la del señor Mutt. O mucho más. Después de todo, quizá la obra de arte representativa del siglo XX no sea el urinario de Duchamp, sino este conjunto de piezas desmontadas. Sueño Roto de Metal Pavonado. Ese nombre me gusta más, creo. No sé si el AK-47 figura en algún museo de arte contemporáneo, pero debería estar, así, en piezas. Cómo éste. Todo inútilmente bello, una vez deshecho y expuesto, mecanismo a mecanismo, sobre un poncho militar manchado de grasa."
Arturo Pérez-Reverte
El pintor de batallas
Editorial Alfaguara
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